divendres, 26 de febrer del 2016

Como llevarse bien con el ex

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En esta nota, la doctora Graciela Moreschi nos explica distintas situaciones que suelen ocurrir en las parejas separadas cuando rearman sus vidas amorosas. En especial el papel de el/la ex, los hijos y las nuevas parejas. Consejos para poner límites, negociar y convivir en paz. Terminar una relación no es fácil.
Por lo general hay muchas ambivalencias en la ex pareja, por un lado sus integrantes no se quieren ver más, por el otro cuesta dejar ese lugar ganado palmo a palmo, a menudo con mucho esfuerzo; por eso solemos decir que el divorcio no siempre es suficiente para concluir una relación. En muchas ocasiones, a pesar de estar los papeles en regla la relación sigue vigente en su peor parte, el odio y la rivalidad. Si no hay hijos, no hay excusa para seguir conectados, pero cuando los hay ellos se convierten en el principal pretexto para seguir en contacto con el otro, ya sea para recuperarlo o vengarse.
Cuando la ex mujer interfiere en la nueva pareja

A menudo la queja que se escucha es:
  • “ Ella no nos deja tranquilos, parece que no se dio cuenta de que su matrimonio ya terminó.”
Sin embargo, siempre que esto ocurre hay un hombre que no es claro, que no sabe poner límites, o quizás, no quiera hacerlo. En general se trata de hombres controladores, que no pueden dejar un lugar vacante. La sola idea de que otro ocupe su espacio perdido, los pone muy mal. Por eso jamás dejan de estar presentes. Suelen darles a las ex mujeres mensajes contradictorios, por un lado, les piden que los dejen tranquilos, por otro, continúan controlándoles los gastos, o resolviéndoles problemas domésticos, incluso muchos de ellos conservan las llaves de su ex casa y entran sin anunciarse.
El juego es de a dos. Ellos les hacen saber a sus ex mujeres, que pueden contar con su persona siempre que necesiten, y ellas hacen uso de este ofrecimiento.
–  “Mi ex mujer no sabe arreglárselas sola. Cada vez que tiene un problema me llama, incluso para arreglar sus asuntos con la mucama. ¿Y yo qué puedo hacer? Después de todo es mi hija la que convive con ella.”
Un caso en especial

–  “Durante las fiestas de fin de año siempre hay problemas, porque él no deja de pasar por su casa para brindar con ellos. Viene conmigo pasadas las 12 pm.” Dice la nueva mujer. Es interesante ver como la actual esposa se refiere a la casa de la ex mujer como a la casa de su marido. En este caso él había ido a vivir con ella, a una casa que era de su propiedad, lo que acrecentaba aún más la sensación de que lo único que él poseía era lo que había dejado, o hubiera debido dejar y no lo hacía. Cuando intenté trabajar el tema de los límites encontré resistencia por todas partes. La nueva esposa, aferrada a sus bienes, se resistía a darle entrada a su marido. Este es un diálogo de una sesión de pareja:
  • Ella:
  • “Esta casa es mía. La compré con mucho sacrificio. Será nuestra casa el día que él compre una, o aporte lo suficiente. Hasta el momento gran parte de su sueldo se lo lleva su ex.”
  • Él:
  • “No puedo dejar que mi hija se muera de hambre, mi ex nunca trabajó y ahora le es muy difícil encontrar trabajo. Yo no puedo dejar de hacerme cargo de las cosas de mi hija.”
  • Ella:
  • “Está bien, yo no te exijo eso, pero dadas como están las cosas, esta casa es mía. Porque vos además de bancarlas en todo, les dejaste la casa. Cosa que otro no hubiera hecho. Al menos deberías haber pedido la mitad.”
  • Él:
  • “Con el cincuenta por ciento de esa casa no se hace nada. Viviríamos mal los dos. El día que mi hija sea grande, yo la venderé, y le daré a ella la mitad, pero por ahora, prefiero que se quede con todo, y conserve el barrio, los amigos, todo su mundo.”
En este diálogo se hace evidente cómo ella espera que él haga el corte para incluirlo, él no se atreve a dejar el único lugar que le pertenece, y su ex aprovecha esta situación disfuncional para que su mundo no cambie demasiado, aún a riesgo de no volver a rehacer su vida.
Cuando la ex rehace su vida
Cuando es la mujer quien ha conformado una nueva pareja, es poco probable que el ex marido interfiera activamente. La presencia de otro conviviendo con su ex, parece motivo suficiente para que el primer marido se retire. En todo caso si hay algo que puede llegar a perturbar, es no haciéndose cargo.
Muchos se retiran antes de sentirse desplazados, dejando de cumplir con sus deberes de padre. La nueva pareja, entonces, debe hacerse cargo económicamente del hijo que no le pertenece. Las dificultades entonces, surgen cuando éste, en función del nuevo lugar que ocupa, quiere poner límites. A veces las mujeres los apoyan, y la situación transcurre con naturalidad. Pero si ella, o el hijo, le hacen ver que no es el padre biológico, entonces la situación se complica debido al desbalanceo entre derechos y obligaciones.
TRABAJO A REALIZAR
En parejas con estos problemas en general hay que trabajar la propia validación, la puesta de límites, y la negociación.

1. Autovalidación
Por lo general este problema lo tienen los nuevos conyuges  ya sean hombres o mujeres. Las nuevas mujeres a menudo no se sienten con autoridad para reclamar a su marido que corten con la situación anterior. Claro que esta falta de autoridad en el terreno afectivo, por lo general, se transforma en un exceso de autoridad en otra área, por ejemplo la económica. No son pocas las mujeres que se sienten dueñas de la casa, sea o no de su propiedad, y excluyen a su marido del manejo de ésta en represalia por la actitud ambigua de él. Lo que equilibra la disfuncionalidad en lugar de resolverla.
Por otra parte, los hombres que se hacen cargo de los hijos de su nueva mujer, a menudo no saben dónde comienzan y terminan sus derechos y obligaciones.
Para reflexionar sobre la propia autoridad:
  • ¿Se siente con derecho a explicitar sus sentimientos y pareceres?
  • ¿Qué método emplea para hacer valer sus derechos? ¿coercitivo, dictatorial, agresivo, explicativo, culpabilizador?
  • ¿Debe recurrir a la manipulación para lograr lo que desea, o basta con hablarlo?
  • ¿A qué personaje de su infancia equipara el lugar que hoy ocupa en su familia?
  • ¿Está cómodo en este lugar? ¿Se siente reconocido? ¿Quién necesita que lo confirme? Y ¿Cómo debería hacerlo?
  1. Puesta de límites
Esto lo deben trabajar ambos, tanto el marido con su ex pareja, como la mujer actual con su marido. En tanto la mujer pueda poner límites a su esposo, éste lo hará con su ex.
Para reflexionar sobre los límites:
  • ¿A quiénes debería limitar? ¿Por qué no lo hace? ¿Qué teme perder?
  • Una vez aclaradas las preguntas anteriores, formule su conflicto de esta manera:
  • Tolero que él ……porque deseo …….. o
  • Tal situación …es el precio que pago por……
  • ¿Cómo la controla el otro? ¿Enojándose, extorsionándola, culpabilizándola?
  • ¿Qué personaje de su infancia se comportaba de esa manera?
  1. Negociación:
Este es un trabajo que deberá hacer la pareja para delimitar los espacios, derechos y atribuciones de cada integrante de la familia. Establecer aquello que es importante para cada uno. No la cosa en sí, sino lo que esto le permite.
Por ejemplo:
Pedido concreto                                                        Lo que puedo negociar
  • No quiero que tus hijos se instalen en casa………… Quiero tener intimidad
  • No quiero que tu ex te llame …………quiero libertad para elegir
  • Quiero que vengan los chicos …………Necesito compartir con ellos
Una vez establecido lo importante para cada uno, deberán encontrar una solución que contemple las necesidades de ambos. Cuando no es posible hacerlo, probablemente es porque sea más un capricho que algo negociable.
CUESTIONES A REFLEXIONAR
Por el marido que continúa atado a su ex pareja:
  • ¿Continúa haciéndose cargo de los problemas domésticos del que fue su hogar?
  • ¿Teme que otro hombre entre en su ex casa?
  • ¿Va a reuniones familiares con su ex mujer dejando a la actual?
  • ¿Además del aspecto económico de qué otras cosas se hace cargo?
  • ¿Siente que su legítima unión es la primera?
  • ¿Qué lugar ocupa su actual esposa? ¿La considera una amante?
Por la actual mujer
  • ¿ Le ha reclamado a su marido que la incluya en las reuniones o fiestas de sus hijos?
  • ¿Por qué no lo hace? ¿Siente culpa con la familia anterior, o se trata de comodidad?
  • ¿Siente que su casa actual está sostenida por su marido, o se hace cargo usted sola?
  • ¿Permite que los hijos de su marido vayan a su casa, o los siente como intrusos?La opinión de la espcialista
Dra Graciela Moreschi
Consejos útiles para tener en cuenta
  • Es necesario poner normas claras, al menos en un principio, para que los hijos no sean sólo una justificación para seguir peleando. Van a ser socios de ese bien común de por vida, así que es mejor negociar. Claro que como no siempre es fácil hacerlo cuando todavía el dolor está en carne viva suelo recomendar que pongan límites precisos.
  • Hablar en caso de que haya algún cambio en lo concerniente a los chicos: educación, permisos, límites, salud, etc. (lo curioso en estos casos, es que los padres suelen hablar más después de divorciados, que cuando todavía estaban casados).
  • En el caso de que hubiese alguna reunión importante (cumpleaños de 15) y se esté dispuesto a invitar a la nueva pareja, no corresponde que asista el padre solo dejando fuera a la actual relación, porque confunde a los chicos sobre el lugar de cada uno.
  • Muchas veces he insistido sobre la necesidad que tienen los hijos de encontrarse a solas con los padres, y cuando digo a solas, me refiero a que no siempre esté presente la nueva pareja. Sin embargo, en las reuniones familiares, si asiste él, corresponde que lo haga con su actual esposa. Porque de estar solo con la madre de los chicos, los hijos pueden confundirse respecto a si la nueva situación del padre es legal o simplemente una licencia del matrimonio para que éste la pase bien.
En tanto el hombre se ha vuelto a casar, es lógico que a los acontecimientos importantes asista con su pareja. Si esto no fuera del agrado de la ex esposa, entonces cabe que no vaya ninguno de los dos, y se realicen dos festejos, una con la madre y otro con el padre.
Fuente:Buena Salud

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