diumenge, 14 d’octubre del 2012

A vueltas con la leche de vaca

Ya hemos hablado en otros espacios del blog sobre la realidad de la Leche de vaca, formas alternativas de obtener calcio, y la relación de su ingesta con enfermedades crónicas. Adjunto texto muy interesante del blog Nutrición y Antiaging, cuyos comentarios puedenser seguidos también a través del propio blog y de la red profesional Linkedin.

Cuando la semana pasada hablé de la asociación que hay entre leche, acné e inflamación, no tardé en recibir algún que otro mensaje de algún que otro médico avispado diciéndome que el consumo de leche no presenta ningún tipo de problemas y que mis conclusiones (que no son las mías, si no las de los estudios) son más propias de un chamán que las de un profesional de la nutrición. El caso es que no suelo hacer mucho caso a los lecciones de nutrición que algunas veces han intentado darme algunos médicos, principalmente porque un médico no es un especialista en nutrición (por mucho que la gente lo crea), pero sobre todo porque siempre me he guiado por la evidencia empírica y no por los dictados nutricionales impuestos por la tradición, la industria alimentaria o los propios órganos gubernamentales, los cuales parecen estar al margen de la ciencia basada en la evidencia. 

Pero sobre el tema de los médicos (no endocrinos) que intentan dar consejos de nutrición ya hablaré más adelante, ahora me toca aclarar porque el consumo de leche puede traer problemas asociados.

Quiero empezar hablando de nuevo sobre la relación que existe entre leche, inflamación y acné. Esta relación ya ha sido abordada es estudios con humanos (como ya os mostré en el artículo de la semana pasada); a su vez, existe también un interesante estudio in vitro llevado a cabo por la Universidad de Osnabrück (Alemania) que explica muy bien esta asociación a nivel fisiológico. En dicho estudio se abordan los cambios hormonales que la leche produce en el organismo y de como esta es capaz de promover altos niveles de IGF-1 (Factor de Crecimiento Insulínico tipo I), una proteína con efectos anabolizantes que está detrás no sólo del acné, sino también de multitud de enfermedades crónicas inflamatorias de alta prevalencia en la actualidad: cáncer, ateroesclerosis, enfermedades neurodegenerativas, diabetes, etc. Lo preocupante de este estudio es que estas observaciones llevadas a cabo a nivel de laboratorio (in vitro) están respaldadas por datos epidemiológicos (los podéis ver un poco más abajo), lo cual implica que se manifiestan también en humanos. Así, los investigadores de este estudio acabaron concluyendo que el consumo de leche promueve la aparición de enfermedades crónicas típicas de Occidente (Jour Dtsch Dermatol Ges. 2009).
A pesar de lo que algunos médicos puedan pensar, este tipo de sentencias no me suelen gustar, principalmente porque generan alarmismo, sin embargo, no puedo dejar de expresar mi preocupación por el tema cuando existen muchos estudios que relacionan el consumo de leche con un mayor riesgo de sufrir distintas patologías:



-diabetes tipo I (Diabetes Care. 1991).




Por otro lado, mis preocupaciones crecen aun más cuando un gigante de la industria alimentaria como es Nestlé, que usa la leche como materia prima para muchos de sus productos, y que por lo tanto podrían afectarla todos estos estudios negativos sobre la leche, financia un estudio en el cual se sigue afirmando lo mismo:
 "La restricción en el consumo de leche o la generación de leche con un menor efecto insulinotrópico, tendría un enorme impacto en la prevención de enfermedades típicamente occidentales, como son la obesidad, la diabetes, el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas y el acné" (Nestle Nutr Workshop Ser Pediatr Program. 2011).

Sabemos también que una alimentación baja en leche y de bajo índice glucémico (dos factores alimentarios que agravan el acné y también la inflamación) reducen los niveles de IGF-I (la proteína de la cual os he hablado antes y cuyos niveles elevados promueve la aparición de múltiples enfermedades crónicas). No es de extrañar por tanto que se empiece a considerar el acné persistente en la adolescencia (asociado a altos niveles de IGF-I) como un factor que podría aumentar el riesgo de cáncer (Exp Dermatol. 2009).

¿Estamos ignorando estos estudios por el interés económico de los productores de leche o por el conservadurismo de las recomendaciones nutricionales?, ¿es la leche realmente necesaria?, ¿deberíamos de seguir tomándola? a estas preguntas incómodas que tanto les cuesta responder a muchos especialistas en nutrición, ya respondí yo en un artículo que llamé "¿Deberíamos replantearnos el consumo de leche?".

Actualmente, el consumo de leche es recomendado de forma mayoritaria por las autoridades sanitarias debido a sus 
beneficiosos en la salud osea, no obstante, los efectos adversos a largo plazo que el consumo de leche parece ocasionar siguen siendo ignorados. El caso es que como muy bien denuncia un artículo publicado en la revista científica Medical Hypotheses, ya existe bastante evidencia acumulada de los efectos adversos que el consumo de leche produce en todas las etapas de la vida (Med Hypotheses. 2009).

¿Cuánta evidencia necesitan las autoridades sanitarias para empezar a cambiar sus recomendaciones o sus políticas ganaderas que afectan a la composición de la leche para que se tomen en serio todos estos datos?.
Ni lo sabremos, por eso yo a día de hoy todavía me sigo planteando la posibilidad de pasarme a un consumo de lácteos (y carne) orgánicos, lo cual pienso que acabaré haciendo, pues a la vista de los datos científicos podría estar perfectamente justificado.

No digo que haya que eliminar tajantemente el consumo de lácteos de la alimentación, pero si creo que debemos de tener en cuenta todos estos datos para tener conocimiento de causa y poder elegir en consecuencia. Alternativas a los lácteos hay, concretamente lácteos orgánicos y alimentos enriquecidos con calcio. Mucha gente se ha visto beneficiada de hacer esos cambios en su alimentación y no presenta problemas de osteoporosis, ni déficits de calcio, por lo tanto, no se trata tanto de eliminar o no los lácteos, si no de saber elegir cuales son los adecuados y que alternativas tenemos a ellos.

Además, debemos de tener en cuenta que la ingesta de calcio no es el único factor que incide en nuestra salud osea, otros elementos menos citados, como
 una ingesta adecuada de vitaminas D y K (Maturitas. 2002y la realización de ejercicio (como caminar o correr, pero no la natación) (Sports Med. 2009), son también importantes. 

Y tu, ¿qué postura tienes al respecto?, ¿crees que estaría justificado el consumo de alimentos lácteos procedentes de la ganadería ecológica (alimentos orgánicos)? Espero tus comentarios.




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