Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está llevando a cabo estudios con los que espera profundizar en la repercusión que tienen los alimentos en la prevención o la evolución de las enfermedades, y, "muy a largo plazo", en la receta de alimentación personalizada para disminuir el riesgo de vivir con ciertos problemas de salud.
Para ello, los científicos trabajan con la foodómica, una nueva disciplina basada en estudiar los alimentos mediante técnicas masivas de análisis genómico como la transcriptómica, la proteómica y la metabolómica.
Los investigadores, que definen este nuevo campo en el último número de la revista 'Analytical Chemistry', esperan, a corto plazo, profundizar en cómo los alimentos repercuten en la prevención o la evolución de las enfermedades.
"A muy largo plazo estaremos capacitados para darle a cada persona unas pautas sobre la alimentación que proporcione los mayores estándares de salud y el menor riesgo de padecer determinadas enfermedades, es decir, será posible la alimentación personalizada", explica el investigador del CSIC Alejandro Cifuentes, que dirige el Laboratorio de Foodómica en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación.
Según sus impulsores, la foodómica permite abordar también aspectos esenciales de los alimentos como su seguridad, calidad y trazabilidad.
La detección de nuevos contaminantes, la determinación de modificaciones no esperadas en alimentos transgénicos y la definición de nuevos biomarcadores que confirmen la calidad de los alimentos son algunas de la aplicaciones de la foodómica.
"En estos momentos, nuestro grupo de investigación está estudiando cómo los alimentos inciden en la prevención o evolución de enfermedades como el cáncer de colon y el alzheimer", apunta Cifuentes, que añade que el objetivo último de la disciplina es mejorar la salud y bienestar de los consumidores aumentando el conocimiento sobre la seguridad, la calidad y la bioactividad, a nivel molecular, de lo que comen.
(SERVIMEDIA)
Para ello, los científicos trabajan con la foodómica, una nueva disciplina basada en estudiar los alimentos mediante técnicas masivas de análisis genómico como la transcriptómica, la proteómica y la metabolómica.
Los investigadores, que definen este nuevo campo en el último número de la revista 'Analytical Chemistry', esperan, a corto plazo, profundizar en cómo los alimentos repercuten en la prevención o la evolución de las enfermedades.
"A muy largo plazo estaremos capacitados para darle a cada persona unas pautas sobre la alimentación que proporcione los mayores estándares de salud y el menor riesgo de padecer determinadas enfermedades, es decir, será posible la alimentación personalizada", explica el investigador del CSIC Alejandro Cifuentes, que dirige el Laboratorio de Foodómica en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación.
Según sus impulsores, la foodómica permite abordar también aspectos esenciales de los alimentos como su seguridad, calidad y trazabilidad.
La detección de nuevos contaminantes, la determinación de modificaciones no esperadas en alimentos transgénicos y la definición de nuevos biomarcadores que confirmen la calidad de los alimentos son algunas de la aplicaciones de la foodómica.
"En estos momentos, nuestro grupo de investigación está estudiando cómo los alimentos inciden en la prevención o evolución de enfermedades como el cáncer de colon y el alzheimer", apunta Cifuentes, que añade que el objetivo último de la disciplina es mejorar la salud y bienestar de los consumidores aumentando el conocimiento sobre la seguridad, la calidad y la bioactividad, a nivel molecular, de lo que comen.
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Jaume Guinot
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