dilluns, 3 de juliol del 2017

El peligroso dióxido de cloro como supuesta cura contra el cáncer pese a las advertencias de Salud


Se trata de una sustancia utilizada para potabilizar el agua y cuya ingesta en altas concentraciones
puede ser peligrosaEl dióxido de cloro se obtiene de la combinación del clorito sódico con un ácido



"Me cogieron de la mano y me dijeron que era muy joven, que les sabía muy mal y que no podían hacer nada. Tenía un cáncer muy extraño del que no hay supervivientes". Así se expresa Carmina Serra, una mujer que asegura que le diagnosticaron hace unos años una enfermedad terminal de la que logró sobrevivir. Es autora del libro Desperta't a la vida (Despierta a la vida), en el que explica su supuesta historia con el dióxido de cloro(ClO2) (combinación de clorito sódico y ácido).

Serra forma parte de las personas que atribuyen propiedades curativas a esta solución bautizada como Suplemento Mineral Milagroso (MMS), pese a que el Ministerio de Sanidad ordenó el 14 de mayo de 2010 la retirada del mercado de dicho producto, que se comercializaba en Internet. En el comunicado se avisaba de que la sustancia no había sido objeto de evaluación y no tenía autorización por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. "Su consumo puede producir dolor abdominal, nauseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia", rezaba.

Como Serra, hay más personas que creen que esta solución, empleada desde hace décadas para potabilizar el agua, puede utilizarse como tratamiento para una interminable lista de enfermedades. Entre ellas figuran desde el ébola, el cáncer o la diabetes, hasta el autismo y determinados tipos de depresión. Muchas personas que se encuentran en procesos terminales de enfermedades mortales como el cáncer, consumen esta sustancia a pesar de las alertas lanzadas por especialistas y autoridades sobre el peligro de su ingesta.

"Consumirlo puede provocar la muerte"
CLAUDI MANS Químico


Claudi Mans, catedrático emérito del Departamento de Ingeniería Química de la Universitat de Barcelona (UB) asevera que "desde el punto de vista científico es una aberración". Cuando se le pregunta sobre el peligro de la aplicación terapéutica del ClO2, contesta con un sí rotundo. Comenta que es un oxidante, como el agua oxigenada y la lejía, y asevera que según la concentración y la cantidad que se beba, "puede ser que no te pase nada, o puede que sí".

El químico considera que los presuntos casos de éxito del ClO2 pueden deberse a un efecto placebo. "Hay un componente de credulidad muy importante". Esa misma condición es la que dificulta conocer los efectos reales del clorito sódico diluido en un ácido. "La única manera de comprobar si funciona sería suministrarlo sin decirlo".

Carmina Serra, autora de 'Desperta't a la vida' (LVD)

Carmina Serra, no obstante, decidió probar suerte y llamó a una doctora de medicina general del Maresme, quien le facilitó cómo suministrarse las gotas del dióxido de cloro. Así, y a pesar de la insistencia de su familia para que buscara una segunda opinión en clínicas de Houston, se fue a la Amazonia peruana y se puso en manos de un amigo chamán. "Yo soy atea total. En mi vida me he ido a tirar las cartas ni nada de eso", aclara.

Serra explica que en la selva se sometió a una estricta dieta alcalina, hizo meditación y combinó el consumo de ayahuasca y el de dióxido de cloro. "A medida que me lo tomaba me encontraba mejor", afirma. Allí reflexionó sobre todo lo vivido. "He visto las salas de espera de quimioterapia con gente atemorizada y la mirada clavada en el suelo. Es muy difícil salir del agujero cuando te están diciendo que te vas a morir", lamenta, e incide en la importancia del poder de la mente, los sentimientos y el entorno emocional. Tras dos intensos viajes a la Amazonia, las pruebas concluyeron que el cáncer había desaparecido, relata.

"No comprenden cómo sigo viva"
CARMINA SERRA, PARTIDARIA DEL CLO2


Cuando se le pregunta si considera que fue la medicina convencional la que la salvó de una muerte anunciada, asegura que sabe que no "por la cara que pusieron los doctores". "Con tres sesiones de 'quimio' es imposible. Ahora el oncólogo quiere verme personalmente otra vez. Me dice: 'Lo tuyo lo reviso, lo reviso... y es imposible'. No comprenden cómo sigo viva", concluye.

Carmina no es la única paciente de la doctora del Maresme. En los últimos cuatro años, esta facultativa ha atendido a unos 1.300 enfermos de cáncer terminal procedentes de diferentes países. La cifra es tan elevada que pide mantenerse en el anonimato para evitar una avalancha de llamadas. "El teléfono suena a todas horas. Llaman angustiados, diciendo que les quedan pocos meses de vida", explica. De todos los pacientes que la han visitado, asevera que "una inmensa mayoría, al menos mil," presentaron mejoría. "Pero depende de la gravedad del tema. Esto no es Lourdes. Hay gente que viene y al cabo de dos días ya no está", puntualiza.

La médico relata que su primera toma de contacto con el ClO2 fue en África, donde asegura que "con tan solo tres gotitas, los niños se curaban de malaria". Sin embargo, la propia Cruz Roja lo desmintió en un comunicado y echó al equipo médico que dijo haber curado a un centenar de infectados de malaria en Uganda con 'las gotas'.

Fotograma del vídeo de la presunta misión de la Cruz Roja en Uganda (Youtube)

En el Institut Català d'Oncologia (ICO) afirman no conocer de ningún caso de curación o efectos positivos del dióxido de cloro y señalan que cuando sus pacientes les hablan de terapias alternativas "intentamos tener una mínima evidencia de que van bien; sino, recomendamos que no las hagan".

Esta doctora de medicina general mantiene que este químico es un complemento de la medicina convencional. "A veces hay quimioterapias que no funcionan y cuando son alternadas con el ClO2 empiezan a hacer efecto", afirma. Pese a lo que señalan los oncólogos, la doctora explica que hay muchos otros productos naturales que son combinados con el dióxido de cloro, incluso con una dieta especial, y afirma que -aunque pocos- también hay enfermos que se han curado "solo con las gotas".

Sobre los riesgos de su consumo, afirma que el producto solo ataca a las células ácidas por potencial de oxidación y alerta de que es la propia dosis la que marca la diferencia entre "veneno y medicamento". "Es potabilizar nuestra sangre, nada más. Yo tengo claro que funciona. Hay personas que estaban desahuciadas y llevan cuatro años tomándose las gotas", declara.

Una visión que refuta el catedrático de Química de la UB Claudi Mans, quien señala que las cantidades que la gente se toma en casa para curar enfermedades son concentraciones mucho más altas que las empleadas para potabilizar el agua. Indica que la preparación doméstica de esta solución es peligrosa por la dificultad de calcular las cantidades exactas sin un buen aparato de medición. "Son sustancias tóxicas que atacan las células. Claro que mata bacterias, pero también te mata a ti porque elimina células sanas". Por ello, avisa de que consumir esta solución podría llegar a provocar la muerte.

Andreas Kalcker, promotor del uso terapéutico del ClO2 y que se define como biofísico en medicina alternativa afirma que "no existe ningún caso de muerte por dióxido de cloro ingerido". Este alemán residente en Suiza asevera que, durante la década de los noventa, ganó mucho dinero con una fructuosa carrera en bolsa que dejó para dedicarse a la investigación. Desde hace años ofrece conferencias en las que habla de los beneficios del consumo de ClO2, una sustancia que conoció por experiencia propia. "Tenía artritis reumatoide. No podía coger ni siquiera a mi hija recién nacida", relata.

Andreas Kalcker, durante la entrevista a 'La Vanguardia' (Isabel Simón)
Según Kalcker, este elemento químico "no cura y no trata ninguna enfermedad, pero sí ayuda al cuerpo a curarse". Pero asegura que tiene una aplicación múltiple contra enfermedades tan dispares como la depresión, el ébola y la diabetes o el cáncer y el sida. Esa misma característica es la que hace que esta sustancia acumule una multitud de escépticos. Kalcker admite que a él también le "pareció raro", pero afirma que una década de investigación le ha llevado a comprender el funcionamiento del ClO2.

El alemán pensó que debía haber un denominador común entre todas las enfermedades. "Uno de estos denominadores es que la mayoría son ácidos, y eso es lo que ataca porque es selectivo en PH". La explicación científica, según Kalcker, es que el ión de cloruro localizado en el dióxido de cloro va directamente a la zona ácida, que es el patógeno (bacteria, hongo o virus), y la oxida. "Por eso funciona en tantísimas cosas", asevera.

La doctora guía a pacientes para tratarse con dióxido de cloro pese a que este componente químico no está registrado como fármaco y su aplicación terapéutica está desaconsejada por Sanidad. Ella, sin embargo, no teme tener que enfrentarse a la justicia. "A mí no me importa si es legal o ilegal. Yo si veo que aquello es importante para el paciente y él lo quiere tomar, es su libertad", sentencia. "Con que una sola persona viva y se salve ya me vale la pena. Estoy feliz". Hasta ahora, niega haber tenido ningún problema con la ley por promover el uso terapéutico de esta sustancia.

El Ministerio de Salud alertó del riesgo de consumir ClO2 en 2010

Sobre el peligro de consumirlo, Kalcker coincide con la doctora del Maresme -a quien conoce personalmente- y añade que es tóxico si se respira. "Lo mismo ocurre con el agua, puedes beberla pero no respirarla", ejemplifica. Sí reconoce, no obstante, que se han registrado efectos secundarios como vómitos y diarrea.

"Un enfermo de cáncer proporciona al sistema entre 300.000 y 400.000 euros en tratamientos"
ANDREAS KALCKER, PARTIDARIO DEL CLO2


Kalcker achaca el poco interés en buscar una cura contra el cáncer a la gran rentabilidad que supone. "Es un negocio donde todos ganan. Una persona que lo sufre proporciona al sistema entre 300.000 y 400.000 euros en tratamientos". A pesar de ello, según el acérrimo defensor de este elemento químico, ya hay algunos países en los que el ClO2 se proyecta como fármaco. Asegura que en China ha sido patentado para usarlo contra el cáncer y que está registrado como medicamento en Hungría bajo el nombre de Solumium. "Hasta el presidente de oncología de Austria utiliza el dióxido de cloro", declara.

Pese a las afirmaciones de Kalcker, la máxima autoridad en oncología de Catalunya niega que forme parte de ningún tratamiento conocido y alerta contra el uso de alternativas no contrastadas. Gala Serrano, oncóloga y jefa asistencial del servicio de curas paliativas de la institución, sostiene que los pacientes suelen notificar si recurren a tratamientos no convencionales, como el consumo de cannabis, homeopatía, dietas o sesiones de crioterapia, pero reconoce que cuesta que lo expliquen, por lo que se trabaja mucho en la confianza. "Cuando nos lo comentan intentamos tener una mínima evidencia de que van bien. Sino, recomendamos que no las hagan". La oncóloga, sin embargo, niega haber oído hablar de esta sustancia. "Nunca nos lo han pedido y no conocemos a ningún paciente".

Los partidarios del uso terapéutico del ClO2 subrayan la urgencia de que se investiguen sus efectos para poder regularlo y piden que se apruebe un fármaco para que pueda ser suministrado desde la medicina convencional. Los químicos y las autoridades sanitarias tienen claro, sin embargo, que si algún día se consigue un remedio para combatir el cáncer, no será el dióxido de cloro.

fuente: lavanguardia


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Carmen Gómez Jácome
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