divendres, 15 de juny del 2012

En qué consiste una sesión de reflexoterapia


Cerrar los ojos y relajarse. Es todo lo que tenemos que poner de nuestra parte para disfrutar de una sesión de reflexoterapia. Según los expertos, los resultados positivos para nuestro organismo se pueden apreciar de manera inmediata aunque de media son necesarias tres sesiones, siempre en función del tratamiento necesitado en cada caso. La duración estimada es de 50 minutos aunque pueden llegar hasta los 90 y su precio oscila entre los 40 y los 60 euros, aproximadamente.
Durante la terapia, el reflexólogo, con el dedo pulgar y el índice, realiza una serie de presiones digitales, ejerce estímulos, movilizaciones y toques específicos en las zonas reflejas de la parte del cuerpo sobre la que se esté realizando la reflexoterapia, trabajando cada una de ellas durante al menos 30 segundos.
En el caso de la reflexología facial, por ejemplo, y siguiendo el mapa zonal de la cara, si actuamos sobre la zona de la nariz estaremos mejorando la actividad del páncreas. Los puntos reflejos de la frente estarían vinculados a la vejiga y el intestino delgado y para mejorar la salud de nuestro corazón y de los riñones habría que estimular la parte superior e inferior de los ojos, respectivamente.
Es importante que la terapia la realice un experto en reflexología, que conozca a la perfección las áreas y puntos exactos que debe pulsar en cada momento en función de la patología que nos afecte. Ten en cuenta que, aunque inocua, existen algunas contraindicaciones a la reflexoterapia, como es el caso de las embarazadas, personas con problemas venosos, heridas, quemaduras…

Beneficios y críticas de la reflexología

Según los expertos en reflexoterapia, las repercusiones de una sesión de digitopuntura son tanto físicas como psicológicas. En el primer caso, mejora las defensas por su activación de las funciones linfáticas, favorece el metabolismo y la eliminación de toxinas, regula la digestión y potencia el equilibrio de la energía vital.
En el plano psicológico, aumenta la autoestima de la persona, ayuda a canalizar la energía negativa en positiva, regula los tiempos de vigilia y sueño, además de relajar y eliminar las tensiones acumuladas.
Resulta hasta cierto punto curioso que una terapia con cinco mil años de antigüedad sea considerada en ciertos círculos médicos y científicos como una pseudociencia. A pesar de ello, existen dos explicaciones que intentan avalar sus efectos beneficiosos sobre el organismo.
Por un lado, encontramos la explicación neurofisiológica que parte de la base de que todas las partes de nuestro cuerpo, ya sean músculos, piel, etcétera, están interconectadas. Un ejemplo de ello podría ser que en el pie hay 7.200 terminaciones nerviosas con extensas interconexiones, a través de la médula espinal, con el cerebro y con todo el cuerpo, lo que quizá explique por qué, generalmente, nos sentimos mucho mejor después de que nos traten los pies.
La segunda de estas explicaciones es la energética, la cual se sustenta en los principios de la acupuntura. Según esta teoría, el cuerpo humano es entendido como una manifestación energética. La energía circula a lo largo del cuerpo por unos canales llamados meridianos, en ellos hay una serie de puntos que se pinchan con agujas para regular la circulación de la energía corporal. Por consiguiente, si la enfermedad de un órgano ocasiona un desequilibrio energético, bastaría con actuar sobre los puntos interconectados con dicho órgano para reconducir la energía y mejorar así el estado de salud del paciente.
En definitiva, la validez de la reflexoterapia se sigue poniendo en duda y quizá la explicación a esto se encuentre en el hecho de que no hay forma empírica de demostrar que ejerciendo una determinada presión en un lugar concreto de nuestro cuerpo se puedan obtener resultados positivos a la hora de sanar, por ejemplo, un órgano enfermo. Hay médicos que también argumentan que su práctica podría poner en riesgo la salud de quienes, padeciendo alguna enfermedad potencialmente grave, prefieren someterse a un tratamiento cuya eficacia aún no está probada, reemplazando o retrasando la ayuda médica convencional; aunque los expertos en reflexoterapia recuerdan que su intención no es la de sustituir el tratamiento médico, sino complementarlo.


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