Según una nueva investigación, los adolescentes obesos que quieren bajar de peso podrían no estar haciéndolo de la manera más sana o efectiva.
Los investigadores comentaron que, sencillamente, los adolescentes que intentan bajar algunos kilos parecen no comprender por completo el encale entre el ejercicio y las calorías. El análisis de alrededor de 44 mil adolescentes que participaron en una encuesta realizada en Filadelfia, mostró que, entre los jóvenes obesos, las mujeres que ejercitaban consumían gaseosas y los hombres no se ejercitaban.
Las tasas de obesidad infantil en Estados Unidos se han triplicado en las últimas tres décadas, y cerca de un tercio de los niños en dicho país son obesos. El nuevo estudio que se llevó a cabo echó cierta luz acerca de por qué reducir esta problemática es una batalla cuesta arriba.
Las niñas obesas que intentaban perder peso eran más propensas a realizar al menos 60 minutos de ejercicio físico todos los días, pero también era más común su ingesta de gaseosas altas en azúcar, lo que básicamente contrarresta los muchos beneficios de la actividad.
Los varones, por otro lado, no se ejercitaban y pasaban más de tres horas al día jugando videojuegos.
El estudio demuestra una clara falta de entendimiento sobre cómo las calorías son quemadas durante el ejercicio. Para lograr quemar las calorías de un refresco azucarado, se necesita correr un kilómetro y medio, y la mayoría de los adolescentes no se involucran a tal punto de actividad física.
Si un adolescente está intentando perder peso, es importante preguntarle de qué manera lo quiere lograr, porque muchas veces puede haber una gran falta de educación al respecto.
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Los investigadores comentaron que, sencillamente, los adolescentes que intentan bajar algunos kilos parecen no comprender por completo el encale entre el ejercicio y las calorías. El análisis de alrededor de 44 mil adolescentes que participaron en una encuesta realizada en Filadelfia, mostró que, entre los jóvenes obesos, las mujeres que ejercitaban consumían gaseosas y los hombres no se ejercitaban.
Las tasas de obesidad infantil en Estados Unidos se han triplicado en las últimas tres décadas, y cerca de un tercio de los niños en dicho país son obesos. El nuevo estudio que se llevó a cabo echó cierta luz acerca de por qué reducir esta problemática es una batalla cuesta arriba.
Las niñas obesas que intentaban perder peso eran más propensas a realizar al menos 60 minutos de ejercicio físico todos los días, pero también era más común su ingesta de gaseosas altas en azúcar, lo que básicamente contrarresta los muchos beneficios de la actividad.
Los varones, por otro lado, no se ejercitaban y pasaban más de tres horas al día jugando videojuegos.
El estudio demuestra una clara falta de entendimiento sobre cómo las calorías son quemadas durante el ejercicio. Para lograr quemar las calorías de un refresco azucarado, se necesita correr un kilómetro y medio, y la mayoría de los adolescentes no se involucran a tal punto de actividad física.
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