Muchas veces la práctica de la meditación se asocia con la relajación o con dejar la mente en blanco. En ocasiones también se piensa que está relacionada con alguna religión o camino espiritual como el budismo.
Sin embargo, cada vez es más empleada por personas de todas las condiciones culturales, espirituales, religiosas como vía de autoconocimiento.
Es por ello que en occidente y especialmente en corrientes de la psicología transpersonal y humanista como la terapia Gestalt, se aplica como una herramienta para poder ser más consciente de uno mismo. El Mindfulness también ha facilitado el acceso a la meditación, permitiendo que se expanda y llegue a muchas personas que se buscan a sí mismas o necesitan encontrar el modo de poder estar presentes.
Podemos afirmar que no es necesario ser budista o pertenecer a ningún camino espiritual o religioso para meditar. Tampoco se trata de una técnica de relajación o de dejar “la mente en blanco”. El hábito de nuestra mente es estar agitada, en movimiento. Nuestra mente pasa de un pensamiento a otro, de una sensación a otra, con ruido, dispersión. A veces puedes quedarte “absorto” en algún pensamiento y perder la noción de dónde estás o lo que estás haciendo.
Hay muchas maneras de meditar. Algunas provenientes del budismo y otras, creadas por maestros y autores que beben de fuentes antiguas o modernizadas.
El sentido de la meditación es poder observar la naturaleza de la mente estando presentes en el aquí y ahora.
Debemos intentar comprender nuestros procesos mentales y nuestra conciencia para conseguir “ser dueños” de nuestro propio funcionamiento mental. Cuando meditamos no dejamos la “mente en blanco” sino que observamos constantemente los fenómenos que aparecen sin apegarnos.
La Meditación Vipassana
Durante mucho tiempo hemos estado identificados con la mente. Si no podemos observarla con una atención limpia, no condicionada, es ella la que nos domina. Es ella la que nos dirige. Esta es la filosofía de la práctica de la meditación Vipassana que literalmente significa “ver con claridad”
“Es un camino para desarrollar la forma verdadera de ver las cosas tal como son, no como aparecen o como uno piensa que son. Es la manera de tomar distancia mientras miramos las cosas desapasionadamente. El ver no está influido por condicionantes internos o externos, como las
Práctica de la Meditación Vipassana
Párate un momento, quédate en silencio. Siéntate en una posición cómoda, sentado, con la espalda erguida, hombros relajados. Cierra los ojos, respira. Asegúrate de que estás presente en el aquí y ahora. Dedica un tiempo a estar en silencio atento a tu respiración. Observa lo que sucede en tu mente. Conviértete por unos minutos en un testigo, en un espectador de lo que acontece… ¿Qué observas?
Tal vez de momento nada, pero… ¿cuánto tiempo dura ese “nada”? Enseguida la mente comienza a producir pensamientos. Verás que pueden surgir percepciones visuales en el espacio en negro (colores, post-imágentes, luces…). La mente continuará viajando y generando estímulos que van captando tu atención.
Continúa en el lugar del “observador”, respira, así te anclarás porque la tentación de “irte” con estas producciones es alta. Si logras permanecer atestiguando, contemplando, podrás distinguir mejor. Tal vez aparecen ahora sensaciones corporales (algún dolor, calambre, cosquilleo, cambios de temperatura). Respira, no te apegues a estas sensaciones y permanece observando.
Puede que ahora aparezcan pensamientos, comprueba cómo estos surgen de forma automática. Se asemejan a voces interiores pero sin sonido, en forma de palabras. Sigue atento, como un espectador y comienza a distinguir la producción de tu mente.
Verás que a veces son frases recordatorias de algo que tienes que hacer (“tengo que ir a las 14.00 a por el pan antes de que cierre”). Incluso reprobatorias de algo que hiciste (“no tenía que haberle dicho a mis amigos que no iba con ellas a esa cena”). También fantasías de las consecuencias que esto puede producir (“me quedaré solo”).
Fuente: Psicocode
Durante mucho tiempo hemos estado identificados con la mente. Si no podemos observarla con una atención limpia, no condicionada, es ella la que nos domina. Es ella la que nos dirige. Esta es la filosofía de la práctica de la meditación Vipassana que literalmente significa “ver con claridad”
“Es un camino para desarrollar la forma verdadera de ver las cosas tal como son, no como aparecen o como uno piensa que son. Es la manera de tomar distancia mientras miramos las cosas desapasionadamente. El ver no está influido por condicionantes internos o externos, como las
emociones, el pensamiento sistemático, el conocimiento intelectual o la experiencia personal ”.
(“Meditación Vipassana y Gestalt. Dhiravamsa. Mandala ediciones).
Práctica de la Meditación Vipassana
Párate un momento, quédate en silencio. Siéntate en una posición cómoda, sentado, con la espalda erguida, hombros relajados. Cierra los ojos, respira. Asegúrate de que estás presente en el aquí y ahora. Dedica un tiempo a estar en silencio atento a tu respiración. Observa lo que sucede en tu mente. Conviértete por unos minutos en un testigo, en un espectador de lo que acontece… ¿Qué observas?
Tal vez de momento nada, pero… ¿cuánto tiempo dura ese “nada”? Enseguida la mente comienza a producir pensamientos. Verás que pueden surgir percepciones visuales en el espacio en negro (colores, post-imágentes, luces…). La mente continuará viajando y generando estímulos que van captando tu atención.
Continúa en el lugar del “observador”, respira, así te anclarás porque la tentación de “irte” con estas producciones es alta. Si logras permanecer atestiguando, contemplando, podrás distinguir mejor. Tal vez aparecen ahora sensaciones corporales (algún dolor, calambre, cosquilleo, cambios de temperatura). Respira, no te apegues a estas sensaciones y permanece observando.
Puede que ahora aparezcan pensamientos, comprueba cómo estos surgen de forma automática. Se asemejan a voces interiores pero sin sonido, en forma de palabras. Sigue atento, como un espectador y comienza a distinguir la producción de tu mente.
Verás que a veces son frases recordatorias de algo que tienes que hacer (“tengo que ir a las 14.00 a por el pan antes de que cierre”). Incluso reprobatorias de algo que hiciste (“no tenía que haberle dicho a mis amigos que no iba con ellas a esa cena”). También fantasías de las consecuencias que esto puede producir (“me quedaré solo”).
Fuente: Psicocode
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Carmen Gómez Jácome
✆ 619791539
carmen@terapiesagranollers.com
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Constelaciones Familiares, Terapia Integrativa, Flores de bach, Reiki, Naturopatía, Kinesiología, Homeopatía, Osteopatía, Masajes, Reflexología podal.
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